El "Vía Crucis" del Vía Crucis

En Alcalá no es extraño percibir cierta sensación de hartazgo en el personal y pocas cosas emocionan. No pasa nada por hacer autocrítica y concluir en que los modelos se agotan. Llama la atención ver a procesiones donde participan unas decenas de fieles y nadie de público o cofradías con calles completamente vacías.

Algo parecido ocurrió con el Via Crucis de la Unión Local de Cofradías y Hermandades, un acto solemne. Sin embargo, en esta versión en la que recorre las calles de la feligresía de El Salvador cada año salen a relucir las deficiencias de un culto, el más importante de la Cuaresma, que necesita una revisión en profundidad, al menos un estudio para evaluar determinadas casuísticas que se suceden.

1. El día
El viernes seguramente sea el mejor día para celebrar este acto piadoso. Aunque previsto para las 20:30 h. no comenzaba el rezo hasta algo más de las nueve de la noche, por lo que el hecho de ser día laborable no influye ya que a esa hora la mayoría han comenzado su fin de semana. Si fue seguramente inconveniente el frío que hacía este viernes de invierno, aunque ese factor se escapa de nuestras manos. Además un sábado por la tarde son muy diversos los ensayos de cuadrillas, bandas... quizás quedaría la oportunidad de probar un domingo por la mañana.

2. El atractivo
Por mucho que nos duela, una imagen es la única con la fuerza de mover gente. Y seguramente al igual que en tantas localidades cercanas y no tan cercanas sea el atractivo para atraer a muchas personas a un solemne y piadoso Vía Crucis. Sería una gran oportunidad para imágenes, siempre cristíferas, como Jesús en el Huerto, Señor de la Humildad, Jesús Nazareno, el Cristo de la Salud, Yacente e incluso el Cristo que la Virgen de las Angustias cobija en sus brazos o el Ecce-Homo de la Calle Rosa, ... para acercar a los fieles a la oración. Además alternando con todas estas imágenes sería posible recorrer muy distintas zonas de Alcalá, aumentando quizás así aún más el interés.

3. La participación
La participación fue la nota dominante, o más bien la escasa participación, en un acto tan breve que apenas duró una hora. Poco más de los seis asistentes por cada Cofradía y Hermandad así como algunos vecinos desde el interior de sus hogares. Esa actitud del cofrade puede venir también relacionada con el sopor que provoca un acto así, que llega a alargarse más de la cuenta, pero no es este el caso porque como ya hemos indicado apenas duró una hora.

4. Nuestra propuesta
Por tanto ¿servirían estas propuestas para hacer más atractivo este solemne acto? ¿asistirían más fieles de los que van por qué es obligatorio para ellos? No lo sabemos pero aquí dejamos las ideas. Porque lo que si podemos ver es que cualquier otro Vía Crucis, véase como ejemplo el que se realiza el primer viernes de cuaresma en San Antón, congrega a más feligreses. 
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