En la capilla del Sagrario se podía ver un digno altar de insignias, con su Cruz Guia al frente y entorno a ella las diversas varas, incensarios, libro de reglas, banderas...
Pero lo verdaderamente importante se encontraba en el altar mayor. En el nuevo dosel se encontraba el gallardete de la hermandad, que esta puesto siempre que no esta el titular de la hermandad. Y a los pies con su tradicional escolta el Cristo de la Salud.
Llegadas las 9 de la noche la hermandad salía en Via-Crucis hacia la fortaleza de la Mota, cerca del millar de personas acompañaban en silencio. Iluminados solamente por la luz de las antorchas, con el rezo poco a poco iba avanzando el cortejo. Es el día de los fieles y su oportunidad de portar una de las imagenes con mayor arraigo y fervor de nuestra localidad.
Casi a las 11 de la noche la imagen bajaba las escalerillas del Romancero dando así los últimos pasos de una de las más hermosas procesiones de nuestra localidad.
Muchos temian que seria mucho menor la asistencia de fieles puesto que coincidia el Via-Crucis con un derbi futbolístico, pero quedó demostrado, que el Cristo de la Salud es querido por su pueblo.
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