Derroche de fe la tarde del Viernes Santo

Eso es lo que si vivió la tarde del Viernes Santo en las calles y plazas de Alcalá. A las siete de la tarde daba comienzo en la iglesia de San Juan el acto de las Siete Palabras. Para apenas media hora después ponerse en las calles su cortejo, aunque desde momentos antes el Cristo de la Salud ya esperaba sobre su paso a costal, exornado con una vegetación muy silvestre, la hora de que los acordes comenzaran a sonar y sus costaleros a caminar.

Siempre de frente y sobre los pies, esquivando farolas y balcones bajaba el Señor de San Juan la calle Veracruz para encontrarse con su madre, Nuestra Señora de las Angustias. Un encuentro que tenía detrás muchas horas de reuniones de ambas cofradías, tanto con sus respectivas Juntas de Gobierno como de forma conjunta. Poco a poco salia por su ajustada puerta la Virgen de las Angustias, en un monte de claveles rojo, con su hijo en las manos y la cruz con el sudario a sus espaldas. Para andar tan solo un puñado de metros y encontrarse con su hijo.

Centenares de alcalainos se daban cita en las calles Veracruz y Angustias, para disfrutar de ese mágico momento donde estas cofradías se encontraban años después. Lágrimas, emociones, sentimientos, oraciones... se pudieron ver ante el Cristo de la Salud y la Virgen de las Angustias en esos instantes en que Madre e Hijo estaban frente a frente.

Proseguían los cortejos uno tras otro, momento especial cuando llegó el Cristo de la Salud al Convento de las Reverendas Madres Dominicas, donde desde su ventana comenzó el rezo de un Padre Nuestro que se hizo extendible a todos los cofrades que en el Llanillo se daban cita, momento de adentrarse a las callejuelas del Ayuntamiento, que esperaba con la iluminación de la plaza medio apagada, para realzar la elegancia del momento. Y de la misma forma tras Él, la Virgen de las Angustias. Poco a poco llegaba otro momento culmen. La despedida de las dos hermandes, que se recuperaba tras muchos años de ausencia.

La Virgen de las Angustias se acercaba poco a poco al Cristo de la Salud que esperaba en la calle Real, a la altura de la calle Martínez Montañés, más del millar de cofrades se daban cita en ese punto del recorrido. Llegaba la Reina de Santo Domingo al son de la marcha "Reina de las Mercedes, Señora de Santa María". Y el Cristo de la Salud esperaba allí para ver por última vez a su Madre, hasta el próximo año. Despidiéndose a los sones de la marcha "Pescador de Hombres" que fue también cantada por su Agrupación Musical y los allí presentes.

Cada hermandad retomaba su camino de vuelta unos por la calle Real y Rosario camino de San Juan otros por Martínez Montañés y Veracruz, camino de las Angustias. Una vuelta tranquila disfrutando del trabajo realizado y vivido. Pasada la media noche ambos titulares llegaban a sus templos arropados por los sones de sus Agrupaciones Musicales, nazarenos, costaleros y cofrades en general que los acompañaban.

En definitiva un derroche de fe, con calles que eran manantiales de fervor y donde solo lloraron los ojos de muchos, por ver al fin sus titulares en las calles y en una procesión de primera categoría, como la que vivimos. 
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1 cofrades han opinado :

  1. Se nota el soplo de aire fresco que ha traído la gente joven a estas dos Cofradías.
    Mi más sincera enhorabuena por el grandioso desfile procesional con ambos pasos portados a costal, hecho que requiere una gran implicación y unión por parte de mucha gente.
    Y como no, dar las gracias por el esfuerzo de haber recuperado la tradicional "despedida" de las dos imágenes, que tantísimo hemos echado de menos los amantes de la Semana Santa alcalaína durante algunos años.
    A seguir así, dando ejemplo.

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